Si últimamente se oye hablar tanto de diseño web responsive es porque la mitad de los clientes de un modo u otro buscan información, compran, navegan o se relajan a través de móviles. Si tu web no es visible o usable en cualquiera de esos dispositivos tendrás simplemente la mitad de clientes y de oportunidades de venta que tu competencia.
Aunque muchas webs no hayan hecho aún la transición no queda otra. O te adaptas o te quedas fuera.
Relacionado precisamente con el diseño responsive, leíamos hoy un artículo sobre lo que el autor denominaba usabilidad responsive, haciendo un guiño precisamente a la adaptación del sitio web en función de la experiencia o necesidades que el usuario tenga. No solo en función del tamaño de la pantalla.
El autor de del post ponía como ejemplo para ilustrar su opinión, la diferencia entre los videojuegos y Photoshop.
En Photoshop tienes todos los botones visibles desde el primer momento aunque no sepas para qué sirven. En los videojuegos, las armas y los trucos te los proporcionan en la medida que eres mejor jugador y avanzas de nivel, cuando los necesitas. Con Photoshop aun sabiendo que es la herramienta de diseño más potente del mercado y con la que se pueden hacer millones de cosas, cuando lo abres por primera vez solo quieres echarte a llorar porque eres incapaz de hacer nada por lo complejo que es.
Las funciones nivel novato son tan difíciles de usar como las herramientas superPro.
Sin embargo, los videojuegos plantean escenarios en los que la complejidad va de menos a más en función de los niveles alcanzados. La base es la misma, y se va añadiendo complejidad o más funciones (al principio solo tienes un pistola, pero según avanzas dispones además de un bazooka y un kalashnikov). Este diseño permite una progresión del usuario hasta el nivel que quiera o sus habilidades le dejen.
Lo adecuado en un diseño web responsive bien ejecutado y bien pensado es que no necesariamente todas las funciones que un sitio ofrece para un ordenador de sobremesa o un portátil se muestren al usuario si no son necesarias y llegado el caso plantearle otras opciones como la descarga de una app o una webapp.
Imaginemos por ejemplo una empresa como telepizza. Es imprescindible que su web sea responsive, tenga versión móvil, dado que los clientes quieren consultar donde está una tienda, ver cuál es el teléfono o mirar si hay algún cupón descuento. Pero si tiene o quiere pedir una pizza y dispones en tu carta de 5 tamaños de pizza, 28 ingredientes, dos tipos de masa, y dos de borde, desde el punto de vista de la usabilidad es mucho mejor idea conducir al usuario a la descarga de una app que obligarle o dejarle «sufrir» con un diseño responsive.
La experiencia de usuario puede ser terrible si le obligas a hacer algo muy fácil como hacer un pedido (una mediana, masa fina, con york, bacon, huevo frito, peperoni y con el borde relleno de queso) de un modo tan complicado que sea mejor pedirla por teléfono que mediante la tablet.