Una de las grandezas del comercio electrónico, es que como decía mi abuela » siempre hay un roto pa’ un descosio».
Quiero decir con esto que si tu sueño de la infancia fué el tener una tienda de paraguas, chambergos o chubasqueros, pero tu residencia habitual está en las Islas Canarias, debes pensar en emigrar posiblemente camino de Londres, Dublín o al menos de Bilbao si quieres ser la mejor paraguería del mundo y vender, claro.
Gracias a internet te puedes quedar en Lanzarote con tus chanclas y vender paraguas.
El siempre recomendado por nuestros maestros «estudia lo que te gusta» que en estos prostreros años ha chocado con el de nuestros padres «estudia lo que más salidas tenga», nos sirve un tanto como acicate para escribir de como internet ha permitido o permite desarrollar proyectos o modelos de negocio que por sus limitaciones geográficas o de número de clientes potenciales no tendría sentido desarrollar habitualmente en una tienda física.
La inicial tendencia de internet, especialmente en nuestro país han sido los marketplaces, los dropshippers, y los clubes de compras. Los primeros como Amazon a base de palmar dinero consiguen una cuota de mercado y de visibilidad enormes, los segundos convierten a todas las tiendas de su red en meras commodities, con el precio casi como único argumento, y los terceros a medio camino entre la venta y la herramienta de promoción de marcas poco conocidas.
A medida que el mercado madura, entran en escena nuevos actores, con nuevos proyectos de nicho, que permiten desarrollar de verdad «la tienda de tus sueños» o al menos la tienda de los sueños de Google, donde a golpe de uno o unos clics, puedas encontrar y comprar en las mejores tiendas del mundo, en aquellas que además de comprar, encuentras información especializada,útil y actualizada.
También el usuario madura y a medida que aprende, descubre que hay vida más allá de Aliexpress, y que puedes encargar papel de arroz hecho como hace 600 años a un artesano de Japón, incluso le puedes pedir consejo u opinión.
En nuestros proyectos de comercio electrónico, en las mal llamadas tiendas virtuales, pesa mucho al hablar con los clientes y aceptar los proyectos el conocimiento del mercado o del producto que nuestro posible cliente tiene, o la novedad del mismo. Que realmente sea una tienda donde se puedan desarrollar estrategias de venta distintas del precio, y que el comerciante pueda desarrollar todo su bagaje de conocimiento en el propio proyecto web, convirtiéndolo en un proyecto de referencia en su sector. Donde los clientes se sientan cuidados como en el comercio tradicional.